4/30/2020

65-Memorias del continente nuestro.

Aquellos que vivan en un universo tecnificado, o conozcan algo sobre virtualidad, puede que sepan lo que es una red de redes, llamada internet, intranet, web, espacnet, etc. Un sinfín de nombres para denominar un mundo virtual que existe pero a la vez no se encuentra en ningún lugar. Por este concepto, puede ser que comprendan lo que intentara exponer a continuación. Dai Rokuten No Mao, el rey demonio del sexto cielo, Tenyi Ma; se encuentra realizando un alegato en un lugar que es un NO-lugar, algo así como ese mundo virtual pero para criaturas de otro plano, mucho más poderosas que los mortales comunes. Muchos podrían creer que esto se refiere al palacio de alguna clase de dioses, pero no es exactamente así. No todos los presentes son considerados dioses, ni siquiera se puede hablar de presencia. Más bien, nos estamos refiriendo a una especie de foro virtual en el que se encuentran de todos los rincones del cosmos, de las ocho direcciones cósmicas. Podría denominarse una convención de deidades, un simposio de seres superiores. Pero esto sería solo una pálida muestra de la heterogeneidad de criaturas que conforman este “sitio”. Si hay dioses, pero también otra clase de criaturas míticas. Hay funciones del universo, Gatten y Nitten, se encuentran allí presentes. Y estos no son considerados dioses.
-Estas criaturas que algunos de ustedes quieren tomar bajo su protección y guiar incluso; no son creaciones como las que consideran mascotas. No son dóciles, rara vez obedientes, ni tan siquiera pueden convivir entre ellos. Son una enfermedad, una clara peste que está asolando el universo y que si no la detenemos en el tiempo sin presente, esparcirá su inmundicia por toda la galaxia.-la capacidad oratoria de Rokuten podía emular a los mejores maestros del lenguaje, muchos de los presentes escuchaban con interés o con preocupación lo que decía.
-La humanidad se está gestando, está tomando el universo, inclusive por sobre otras creaciones o seres vivos. Rápidamente, olvidan a sus benefactores, así que no les deseo el ser sus dioses. El universo entero será invadido si no destruimos la semilla cósmica desde la que inician su camino.-continuó el rey demonio.
-¿Está considerando en serio la extinción a la nada de una especie completa o no lo estoy siguiendo correctamente?-se escuchó hablar a una de las tantas deidades presentes.
-Exactamente así, Kami. Es la única forma de asegurar la prosperidad en el universo.-respondió Rokuten, con una simpleza terrorífica.
La extinción a la nada no implica como podría creerse que mueran todos los humanos. Sino evitar que nazcan, que nunca hayan existido. Para seres como estos, ir al principio de todas las cosas y modificar esto o aquello es como para los demás lavarse la cara.
-Si consideran los actos que la humanidad ha cometido. No tengo que mencionar a la invitada de Gatten, bien ha sabido lo que es el sufrimiento de esos campos de exterminio.-
Gatten, la función lunar del universo, tenía a Ana Frank como huésped. Había sido traída por Ichinén de uno de sus viajes por los mundos, yendo a uno de los más terribles. Rokuten hablaba de los humanos y los inculpaba, como si él no hubiera sido una fuerza participante. Tanto ella como Nitten, su compañero Shoten Zenjin, esperaban que el rey demonio terminara su perorata para salir a contravenirlo. Pero algunos otros no pudieron esperar.
-No puede ser que estén dejando que alguien hable de esto con tanta soltura sin ninguna clase de argumento. Estamos hablando de borrar a toda una especie.-
-Claramente, Inanna, claramente. Y sería en función de salvar todos los mundos de una plaga que terminaría saturando cada región del cosmos.-replicó Rokuten a esa deidad del amor, para continuar su alocución como si nada.-La humanidad es mezquina, todo lo que construyen es para fomentar su propia destrucción o la de otros. Solo consideran su conveniencia, sin ver el bien común. Son una molestia donde van, llevando el caos tras de sí. Consideran gracioso y divertido como sufren accidentes, observando morbosamente las desgracias ajenas. No tienen empatía, no son solidarios, siempre acumulando cosas y preocupados por circunstancias triviales.-
Rokuten sabía que ya había hablado demasiado, más solo lograría aburrir y no tendría los efectos deseados.
-¿No existe posibilidad de que este consenso pueda convenir una solución?-inquirió Quetza, una deidad que casi parecía convencido de la verborragia del rey demonio del sexto cielo.
-Yo creo que la oportunidad se le debe dar…-intervino otro de los presentes, rápidamente interrumpido por Rokuten.
-No me parece que te vaya a ir muy bien con esa oportunidad, no te parece Prometeo? La humanidad no aprende, no evoluciona.-
-Estoy de acuerdo con Rokuten, la destrucción es inherente a su naturaleza.-acotó una oscura criatura, llamada Tengu.
-Yo no estoy tan seguro.-comentó una deidad egipcia conocida como Ptah, que mantenía una expresión impasible y aburrida.
El debate hacía “horas” que estaba en un bache, nadie parecía prevalecer, Rokuten tenía a muchos convencidos y a los que se oponían dudando. No había un argumento que rebatiera.
De haber existido unas puertas en ese lugar, se podría decir que se abrieron de par en par, haciendo que todos los presentes abocaran su atención al recién llegado. La luz entraba en ese no-lugar, si es que las leyes físicas de ese sitio dan para tanto.
-Yo si estoy seguro. Rokuten está equivocado. Y lo que es peor, tiene alevosía de acusar a otros de lo que él mismo ha generado.-
Rokuten debe haber tenido una expresión de profundo desprecio, si es que eso pudiera verse con ojos mortales.
-¿Quién ha permitido este desorden en el salón? Un humano que viene a defender a su especie.-
Gatten se puso en pie, podría decirse, pero más bien intervino para defender a quien así llega.
-El Buda no es un mortal común. Creo que hasta un ser como Rokuten puede notar la diferencia. Si ha de acusar a la humanidad, es justo que algún representante suyo la defienda.-
El Buda miró en derredor, por decirlo así, y se lanzó a hablar.
-Estoy consciente de lo que el rey demonio ha dicho. Y creo que sería hipócrita negar que mucho de eso sea verdad. Pero es claro que solo tiene una visión limitada de todo el amplio espectro. La humanidad tiene potencialidad, y eso es algo que ya vale por sí mismo. Y aunque muchos traen destrucción y son egoístas. Otros tantos más que permanecen ignorados, brindan todo de sí para ayudar a sus semejantes. Es más fácil que se note lo negativo y lo destructivo. Las malas noticias son más notorias. Muchos se apegan al error, y cuando caen en las redes del egoísmo y los deseos siniestros, lamentan su desdicha. No es posible encaminarse a pie firme por el recto sendero, sin haber arrojado antes el embarazoso lastre de las pasiones egoístas. Algunos lo son, es cierto. Pero esa posibilidad de cambio es lo que puede salvar. El decidir cambiar a partir del día de hoy.-
Después del largo discurso que siguió del Buda, fue como si Rokuten no hubiera hablado. La furia debió invadir su semblante, pero este no-lugar se encuentra carente de tamaños detalles.
Algunos que estaban en duda, no las tuvieron más. Otros que estaban con Rokuten por no tener una mejor opción, al cambiaron al entrar el Buda. Solo algunos pocos, seres de los más bajos en el universo, siguieron apoyando al rey demonio del sexto cielo. Luego de la intervención del iluminado, Rokuten se retiró del foro, despotricando por lo bajo, aunque muchos supieron lo que dijo. 
-Esperen a ver que le ocurre a su discípulo, cuando vea como se transforma en un ser egoísta.-
Gatten, Nitten y el que así llega; sabían que se refería a Ichinén. La retribución sería implacable. El duque de Menkalinam se encontraba entremedio del choque innumerables fuerzas opuestas. 
Y quizás mucho peores que la guerra civil entre Mitjaval y su Estado rebelde de Caerleon.
Ya es bien sabido que aquel declarado vencedor en alguna contienda o escaramuza, es el que cuenta la historia posterior. Muchas veces por ser el único sobreviviente, otras porque simplemente el vencido no está habilitado para contar su versión. Existe un extraño caso de revisionismo histórico en las crónicas de Mitjaval, posterior al Gran Caos. El regreso de Ichinén supuso una patada al tablero de la política en el continente entero. Luego de su visita al castillo de Anthurium y su encuentro con el marqués de Alstroemeria, lo tildaron poco menos que de criminal y asesino. Secuestrar a la esposa del marqués, asesinar a los soldados del reino, robar todos los caballos del castillo, romper la paz del reino, interferir para lograr un consenso en la elección del nuevo rey, atacar físicamente al marqués y, por último pero no menos grave, partir al norte a unirse a los disidentes del reino. 
La verdad que no cuenta esa crónica, relatada por un empleado del citado marqués, pasa por alto notorios detalles. Oh, divina causalidad! No menciona que la esposa era golpeada por su marido, día sí día no, o casi todos. Tampoco refiere que los soldados asesinados habían sido encargados de aniquilar a sus supuestos “asesinos”. El consenso para lograr una elección no iba a suceder mientras Ichinén estuviera vivo y tuviera todos los derechos por encima del marqués de Alstroemeria. Lo único cierto, aunque depende de como se mire es justificable, fue el robo de los caballos y el ataque físico al noble. Romper la paz, que solo era la de un cementerio, es bastante relativo a considerar. Unirse a los disidentes es quizás el punto más discutido por exegetas de la historia, dogmáticos de las crónicas y algunos que otros amateurs de tiempos pasados. Los supuestos enemigos no eran otros que aquellos opositores a la tiranía del consejo de nobles, encabezado por Alstroemeria y sus secuaces. Los separatistas de Caerleon solo estaban resguardando sus vidas, ya que sabían de muchos hechos en los que ocurrió, lo que casi le sucede a Ichinén. De no ser por el tal Malcolm, Ichinén estaría tres o más metros bajo tierra y nadie sabría su nombre. 
La entrada al reino de Caerleon, era apenas un río y más allá una línea imaginaria, trazada de forma arbitraria. Ichinén y su grupo no se sintieron a salvo ni cuando habían dejado bien atrás el borde. Ya que pequeñas patrullas o tríadas de soldados los avistaron de lejos. Para darles esquinazo y no tener encuentros violentos que empeorarían las cosas antes de empezar. Ichinén prefería no tener esos encuentros hasta no estar cerca de la ciudad de Caerleon propiamente dicha. De esa manera, podrían solicitar asilo o por lo menos una audiencia con la Dama Blanca. 
Se refugiaron un par de días en un bosque y luego estuvieron otros tres en el camino, dando rodeos y vueltas para evitar patrullas. Llegaron a una posada en el camino, donde pudieron comer algo que no fuera frutas silvestres y raíces. Lo poco que habían cargado desde Galja se había terminado hacía dos días. 
La entrada intempestiva de los soldados no solo los sobresaltó sino que los tomó con la guardia baja por completo. 
El que parecía el sargento se acercó a la mesa y señaló al grupo de Ichinén y les gritó que estaban arrestados. Reuel estuvo a punto de saltar al ataque pero Elintari lo contuvo. Los superaban en número, afuera se escuchaba ruido de una tropa entera.
-¿Bajo qué cargos?-inquirió Ichinén con tranquilidad.
-Por empezar, entrar sin permiso al reino, con intenciones poco claras y con un tórrido historial encima.-respondió el hombre con severidad.
La expresión del guerrero al escuchar “tórrido historial” reveló que no tenía idea de que estaba hablando aquel hombre.
-Si, sabemos de sus andanzas caóticas en Anthurium. Violando y secuestrando a la marquesa de Alstroemeria.-le espetó el sargento, casi como a punto de escupirle en la cara.
Los soldados se posicionaron en círculo alrededor del lado del salón donde se encontraba su mesa. Todos saltaron de su sitio cuando Eva se puso en pie.
-Yo soy la marquesa de Alstroemeria y no he sido secuestrada, mucho menos vejada.-
El sargento no supo que decir ante eso, pero enseguida dudó de la identidad de su interlocutora.
-Llévenos con la duquesa de Altahea, ella me conoce y puede dar cuenta de quien soy.-
El sargento dudó en principio, pero luego se mostró resuelto.
-Están todos detenidos. Ya veremos que dice la Dama Blanca al respecto de todo esto.-
Ichinén apaciguó a Reuel y a los elfos para que no reaccionaran violentamente. 
-No se preocupen, ya aclararemos esto. Vayamos con ellos. Estén tranquilos.-
No tardaron mucho en ser trasladados al castillo de Caerleon, antiguo condado, hoy sede del reino rebelde a Mitjaval. El poder central estaba muy ofuscado con esa situación, pero al parecer lo que los nativos de Caerleon reclamaban era lo justo. El marqués de Alstroemeria se había reunido de un sequito de matones para sostener su posición, asesinando a quien pudiera desafiar ese poder o intentar arreglar las cosas. En muchos casos ambas circunstancias iban de la mano. 
Hubo varias diferencias con la paralela situación del recibimiento en Mitjaval. En Caerleon, no había rostros sonrientes, no estaban siendo invitados sino apresados. Había mucha más gente, tanto por la cantidad como por la gravedad de los gestos. Y en vez del pomposo marqués, en el lugar de preeminencia se encontraba una dama de cabello escarlata y vestida de blanco. El duque de Menkalinam esperaba poder presentarse, luego a sus compañeros y por último su caso. Nada de eso le dejaron hacer.
-Mis saludos, duquesa y regente de Caerleon. Soy el duque…-
-Sé muy bien quien es y quien lo acompaña. Y todo lo que ha hecho.-le interrumpió bruscamente la dama de blanco.-Tenemos claras noticias de su intención de ataque contra el marqués. ¿También desea hacerse con el poder? ¿Por eso secuestro a la marquesa?-
-Señora, le aseguro…-intentó decir el guerrero.
-Silencio!-le espetó uno de los sargentos, junto con una bofetada en pleno rostro.
A continuación tuvieron que escuchar silenciosamente la versión distorsionada de los hechos ocurridos en el capítulo anterior. El supuesto ataque al pacífico marqués, el secuestro de su esposa, incluyendo rumores de vejación, el robo de caballos.
-Ahora es cuando me dice que todo esto es mentira, mi querido duque.-
-Lo es, mi señora. El marqués nos quería asesinar, especialmente a mí. Por estar por delante en la línea sucesoria.-
-Eso puedo entenderlo. Él se encuentra en el lugar 86…-
-Y yo me encuentro en el 64.-respondió con indiferencia el guerrero.
Un rumor recorrió el salón, al parecer a muchos sorprendió esa noticia.
-Soy Ximene de La Cross, duquesa de Altahea y regente de Caerleon. Como duquesa nativa y descendiente las casas reinantes, soy la número 15, mucho más cerca del rey que usted, estimado duque y seguramente que ese usurpador de Alstroemeria. Solo por ser mujer es que no he reinado aun. Es claro, que aún yo siendo un peligro para sus reclamos, el marqués lo ve como alguien mucho peor, con más derecho a portar la corona.-
-Si es que puede mantener la cabeza para llevarla.-se mofó el sargento que lo había golpeado.
Ichinén espero que el coro de reidores subsiguientes se acallara.
-Si quiere le regalo la corona, me importa tan poco como quien de los dos tiene derecho a llevarla, otro asunto más urgente me trae viajando por el continente.-
-Veo que si, ya que viene acompañado por hombres de Astur y elfos, un duque azalayano. Casi pareciera que está forjando una alianza de varios reinos. ¿Con que propósito?-
La desconfianza se sentía tangible en el aire. Pero aun así, Ichinén intentó hacer gala de un poder de convencimiento como el del Buda. Claro que él era hombre de acción, no de palabras. Cuando terminó de explicar su viaje por Taranis y Desertus, su trato con los de Astur y el desastre de Galja; había pocos que se sintieran conmovidos. Un desastre en el archipiélago orco era demasiado lejano e impersonal para movilizarles algo. La presencia de asturien no era agradable ante esos complicados vecinos. El tsunami en Galja les creaba tanta empatía como si les hablaran de seres de otro mundo paralelo. 
-Interesante historia.-comentó con desdén uno de los nobles que acompañaba a la dama de blanco.-Pero tenemos aquí un testigo de las atrocidades que el duque viene perpetrando en nuestras tierras. Ichinén creyó que solo sería una vil calumnia, pero al ver aparecer un ciclope, comprendió que estaba enredado en sus propias causas y efectos. Era el que había escapado del enfrentamiento donde había salvado a Gala y a Griffin. (Véase 61-Breakthru)
Sin saber como hacer para que le creyeran, Ichinén escuchó como contaba su versión de como había conocido al azalayano. La “subversión”, obviando claramente la parte en que querían linchar a dos amantes, cuyo único crimen era amar a alguien prohibido por un dogma. Sin que lo dejaran hacer un descargo, el noble que había hablado último expresó su deseo de votación para ver como condenar a Ichinén. La duquesa no estaba tan segura, pero lo sometió a la decisión del consejo de nobles de Caerleon. Dos voces cantantes que dijeran “muerte” era todo lo que se necesitaba para que condenaran a Ichinén y sus compañeros. 
-Los asturien serán expulsados de nuestras tierras, enviados a su reino nativo. No deseo problemas con Jahan. La elfa puede irse por donde vino. Pero el duque ejerció una facultad ajusticiadora que no le correspondía. ¿Quién vota muerte?-expresó el lord de Barberis, que parecía enconado con Ichinén.
Los gritos de “muerte” se sucedieron uno tras otro. Los soldados lo llevaron afuera. 
-La sentencia será inmediata y sin más demoras.-
Lo último que pensó Ichinén es que esa gente si que no perdía el tiempo. Estaba por intentar argumentar con la duquesa.
-Estimado duque de Barberis, no creo que esa sentencia sea muy justa.-le expresó Madame de La Cross.
-No se preocupe, mi señora. Será rápida y terminaremos con una molestia en menos…-
Estaban en pleno debate cuando sintieron la tierra temblar. Ichinén no recordaba que aquello zona de Mitjaval, ahora Caerleon sufriera temblores. Los gritos de pánico de la gente y de algunos soldados, le dieron la pauta que aquello no era un terremoto.
-El dragón!!! El dragón ha regresado!-escuchó vociferar a un soldado que emprendió la huida con premura.
El guerrero miró al cielo, donde muchos señalaban y reconoció la pálida figura de un inmenso dragón. El monstruo planeaba sobre la ciudad y lanzaba fuego sobre las casas, acercándose cada vez más al patio del castillo donde se encontraban.
-Dale. ¿En serio? Cuando pensaba que esto no podía ponerse peor.-ironizó Ichinén.-Esto tiene que ser una broma de mal gusto.-

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