7/31/2022

71-El gosho desconocido.

 Ichinén abrió el rollo de la carta y leyó:

“Me han llegado noticias sobre usted. Ha seguido mi consejo de regresar al hogar y buscar el camino que lo lleve a su objetivo. Pase lo que pase no se detenga en su avance. El esfuerzo constante hace que el éxito lo encuentre más tarde o más temprano. El océano golpea constantemente el acantilado, una vez tras otra. ¿No es de esa forma como se forman cavernas en los acantilados de la costa? El agua tiene todo el tiempo para horadar la roca, y esta solo puede mantenerse allí, inamovible. Por esto es, no ceje en su empeño, no se mantenga estático cuando hay cosas que hacer. Su primo me ha informado de la situación en su tierra. Tenga claro que las circunstancias sociales son reflejo de su propio ser. Si su corazón está convulsionado, el medioambiente circundante lo estará también. Mantenga la esperanza, ya que aún posee la vida, en el estado de ku no podemos modificar nuestras circunstancias. La vida es el más preciado de todos los tesoros. Un solo día más de vida, vale más que todos los tesoros de su continente. Es muy raro nacer como ser humano. El número de los seres dotados de vida humana es tan pequeño como la tierra que cabe sobre una uña. No mantenga su mirada en lo que se ha destruido, vea donde puede mejorar, y continúe adelante sin retroceder ni un paso. Que la negatividad del rey demonio no lo haga dudar. Su gente y muchos otros dependen de su determinación. 

Con mi profundo respeto. En el séptimo día del primer mes. 
Nichirén.”

El guerrero leyó la misiva del Daishonin y la abrazó con fuerza. No temía por lo que pudiera pasar, no dudaba en lo que tenía que hacer. Pero el dolor que muchos fueran a sufrir por esas decisiones lo angustiaba. Mucho dependía de todo ello, para el reino, para el continente entero, para la humanidad toda.
Nikko se acercó y le preguntó si se encontraba bien. Ichinén respondió como por inercia, pero luego le respondió con cierta conciencia de su propio ser.
-Lo estaré. Todos los estaremos.-
En tanto decía esto, Teban, el gato guía se acercó. 
-Tengo buenas, malas y peores noticias, Ichinén. ¿Cuáles querés primero?-
El guerrero torció el gesto, pero se concentró en las palabras de la carta y no se dejó desanimar por lo que pudiera venir.
-Creo que prefiero ver lo positivo primero.-
-Según las indicaciones de Nikko, se dónde está el portal. Es en el templo Oppidum en Menkalinam.-
El duque asintió concentrado en el panorama que se veía, si salía de esa víspera de guerra civil, podían ponerse en camino al portal a Kosen Rufu.
-Las malas son que se requerirá la ayuda de muchas criaturas o seres para conectar con el lugar que buscamos.-intervino Nikko, ya sabiendo de antemano que diría el gato.
-Eso no sería tan grave.-agregó Ichinén.-Pero creo que la parte mala realmente es la de las “peores” noticias.-
El gato se sentó sobre sus patas como si fuera una estatua, mientras decía las novedades realmente graves.
-Actualmente, es un portal al infierno. Es por eso que debemos transformarlo mediante la ayuda de muchas criaturas distintas, no solo con mis colegas gatos. Vamos a necesitar otra clase de ayuda.-
-Correcto. Un problema a la vez. Primero salgamos de este atolladero transitorio de guerra civil.-respondió Ichinén, aunque era en parte ironía, cuando refería a la guerra civil en ciernes.
Aunque podía ser un fenómeno transitorio, no por ello era algo menor o para desestimar.
En el instante en que Nikko estaba comentando sobre el camino que llevaba a ese templo, Johan se acercaba apresuradamente. Algo detrás venía la comitiva que dirigía esa multitud congregada a la que intentaban darle un halo de ejército liberador.
-Ichinén, vienen por vos, milord.-
Johan no pudo decir más, el duque de Nascira se acercaba con paso marcial. 
-Vinimos a exigirle que clarifique los pasos a seguir para tomar el castillo, con la información que consiguió dentro podemos entrar y solucionar este conflicto con un mínimo de pérdidas.-manifestó el duque de la tierra vecina a Menkalinam.
Ichinén lo miró con tranquilidad y firmeza, sin resentimiento o rencor. Solo como si lo estuviera escuchando, aunque el otro ya no hablaba. Algunos creyeron que el guerrero estaba con la mirada perdida o que no había oído. Se tardó unos cuantos segundos antes de hacer apenas un gesto de respuesta.
-Disculpe, eso que acaba de hacer es hablar?-le lanzó Ichinén.-Pensé que entre ese tono pedante y las palabras arrogantes, había algo de sentido, pero solo fue una leve impresión. Más bien me pareció un balbuceo que incitaba a la guerra.-
Todos abrieron los ojos, los soldados que acompañaban al de Nascira, llevaron sus manos a la empuñadora de las espadas.
-Arresten a este traidor.-vociferó el insultado, con chispas en los ojos y casi con espuma saliendo de su boca.
-Así que  usted es el que quiere destronar a la reina y yo soy el traidor?-comentó el guerrero como si fuera un chiste, haciendo caso omiso de como lo retenían por los brazos.
Johan y Nikko observaron como Ichinén no se resistía mientras lo llevaban a un claro en el campamento. Teban se había alejado nomás había visto que venía el otro duque y sus esbirros.
Al detenerse en el claro del campamento asediador, proclamaron a Ichinén como traidor a su causa liberadora.
-Mentirosos, eso es lo que son. Intentan disfrazar de legal lo que no sino una traición lisa y llana.-les gritó Ichinén para que todos los hombres alrededor escucharon.-Nunca estaré del lado del mal, ni tampoco en contra mi gente.-
-Silencio o voy a hacer que te den tantos azotes hasta que se te quiten las ganas de hablar.-gruñó el de Nascira.
-No pienso guardar silencio ante salvajes que además se saltan los protocolos. ¿Es costumbre en Nascira, faltarse el respeto entre duques de esta manera?-refutó Ichinén.
-Arresten a todos los que estaban con el duque de Menkalinam.-
El guerrero seguía en una actitud relajada como si no cayera en cuenta que era lo que estaba sucediendo. Johan vio como aferraban a Nikko sin poder creer que estaban haciéndole eso a un monje, cuando al momento lo maniataron a él. Se estaba maldiciendo a si mismo por no escapar ni bien fueron por Ichinén, cuando una voz cortó el aire.
-Va a tener que arrestarnos a todos.-
Todos se giraron a ver quien había hablado. Era apenas un niño, de unos 8 años, que estaba junto a un grupo de otros infantes.
-Todos estamos con Ichinén, no queremos más guerra. La reina puede reinar para todos, no debemos pelear más.-
El duque de Nascira se puso hecho una furia y mando a una de sus secuaces a encerrar a todo ese grupo de niños. Espada en mano, recién desenvainada el hombre iba a cumplir sus órdenes. El niño que había hablado retrocedió atemorizado, creyendo que lo iban a lastimar, pero una flecha se incrustó en el hombro del brazo que sostenía la espada.
-Que poco valiente es, mandar un lacayo a por un niño.-resonó el grito de una voz femenina.
-Elintari.-musitó Johan, casi sin darse cuenta que lo hacía.
Los árboles alrededor del claro se agitaron como si un viento los moviera desde todas direcciones, pero era una multitud de arqueros subidos a las copas, apuntando sus flechas a los que retenían a Ichinén.
-¿Creyó que me iba a oponer a sus planes solo con mis palabras?-le inquirió Ichinén al otro duque.-La fuerza de la verdad por si sola no puede triunfar, debemos poner nuestro empeño e inteligencia. Mientras estaba ocupado arrestándome y asustando a los que son el futuro de esta tierra, mis amigos se colocaron estratégicamente en el campamento y desarmaron a sus soldados.-
Elintari avanzó por el campamento y se plantó ante el de Nascira.
-En esta nueva unión que hemos forjado, Jahan de Astur, Elintari de Galja, el duque de Barberis de Caerleon y el duque de Menkanlinam; queda arrestado por traición al reino, a su soberana y por conspirar en contra del bienestar de los que luchan contra los demonios.-
Cuando el guerrero Ichinén estuvo liberado de sus ataduras y todos pudieron respirar con alivio, se dirigió a la elfa en voz alta.
-Las palabras dichas por Elintari llevan la verdad. Por esto, considero que ha sido establecida por ella, la unión de los reinos del continente. En bien de todos nuestros pueblos y en pos de combatir el mal que nos azota.-
Una ovación ensordecedora resonó por el campamento como un clamor creciente. Incluso de boca de algunos soldados de Nascira. Había comenzado así, el camino a la salvación de esa tierra tan castigada.