9/16/2004

9-Tenyi-Ma

El demonio del sexto cielo había encontrado a Ichinén en el desierto, en la noche más oscura. Alegando muchas cosas que el guerrero desconocía, incluso que habían tenido un encuentro previo a ese.
-Que?-se pregunto Ichinén.
-Ja, el infierno fue mucho para vos, no recordás nada de ello.-se mofo Rokuten.
Ichinén busco en sus recuerdos, pero el trauma ocasionado era grave. De pronto, lo vio, Rokuten frente a el como ahora. "Tu vida ha sido así y siempre será así. Por que no morís y te evitas mas sufrimientos?", le había dicho el demonio tendiéndole un arma. Ichinén había declinado la oferta y apartado la mano del demonio.
Ichinén volvió al momento actual y se puso firme ante el demonio al que enfrentaba.
-Ya antes te enfrente, lo haré de nuevo.-
-No tenés lo que hace falta, yo soy la oscuridad fundamental. Soy el caos del universo, el lado oscuro, la negatividad en si misma, soy Rokuten.-
El viento se desato en el desierto, subiendo en ferocidad. Ichinén clavo su espada en el suelo y se aferro a ella, para evitar que se lo llevaran los vientos. Rokuten se mantenía en su lugar, esperando. Al ver que el guerrero resistía, freno el aire y acrecentó la fogata hacia el guerrero. Como por reflejo, Ichinén sujeto la espada por delante, como si fuera un escudo. Aun sin saber si eso resultaría efectivo contra las llamas.
Delante del guerrero se formo un rectángulo de luz con ciertas inscripciones que lograba ver bien, pero de alguna manera las entendía.
-Trajiste el mandala.-musito Rokuten.
-El mandala?-se pregunto a su vez el guerrero.
-No ha aparecido hasta ahora...-al decir esto, Rokuten se detuvo turbado.-Ya dije demasiado.-
-Voy a vencerte, Rokuten.-
-No podes vencerme, Ichinén. Nosotros la matamos en vida, la vencimos y capturamos. Hubieras ido al infierno por ella y eso fue lo que ocurrió. Fue muy fácil, te trajimos con nosotros. Aunque encontraste "la" espada, no te servirá.-
Partes de lo que decía Rokuten, que Ichinén no recordaba, iban volviendo a su memoria. El amor perdido, el infierno que no había visto, recordó mucho aun sabiendo que no era todo. Quizás ninguna mente podría soportar ver todo eso, pero si el corazón. La leyenda no relata mucho de todo eso, en algunos relatos existen menciones esporádicas. Ichinén se dedico a sentir con todo su corazón, para repeler el embate del demonio. El guerrero bajo la espada y hablo al demonio.
-Gracias Rokuten.-
-Gracias? Por que me das las gracias? Voy a destruirte y me das las gracias?-
-Me hiciste recordar, aunque eso duele, pero ahora estoy mas completo que antes.-
Rokuten demostró toda su furia, haciendo que cayeran rayos desde el cielo.
-No debías tener esa espada, nunca debiste encontrarla y usarla.-rugió Rokuten.
El viento, la lluvia, piedras de los cielos, el demonio lanzo todo contra el guerrero. Pero con la espada en la mano y la ayuda del misterioso mandala, lograba resistir. Según la leyenda, la batalla duro por el resto de la noche, varias horas. La estrategia de Rokuten se centro en separar al guerrero de su espada, específicamente.
El guerrero voló por el aire y perdió el equilibrio, soltando la espada sin querer. Rokuten detuvo sus ataques al ver que había logrado su objetivo.
-Ja ja, te engañe con esta mísera forma mortal. Sabes tan poco de nosotros. No sabias que puedo adoptar muchas formas?-
Ichinén busco su espada, se la había sacado el demonio, ayudado por la tormenta.
-Que es un guerrero sin espada?-
Ichinén domino su impulso de perder el control. Simplemente sintió en su corazón, que su espada Daimoku y el eran uno. Debía encontrarla, estaba en algún lugar. No podía ocurrir que la perdiera o se la quitaran, no era factible. Rokuten se acerco, burlándose. Ichinén cerro los ojos y tomo la espada de la misma vaina de siempre. Sin pensarlo, solo sintiendo que estaba allí. Y Daimoku "siempre" estuvo ahí. Por ello no era posible que la espada dejara al guerrero.
La desenvaino y clavo en el pecho de Rokuten, el demonio rugió de un dolor indecible. Su forma empezó a deshacerse, la cabeza se le partió en siete pedazos. Con el poco poder que le quedaba llevo a Ichinén al medio del desierto y lo dejo allí, abandonado a su suerte.
-Y ahora que, Ichinén? Estas en el medio del desierto, morirás antes cruzarlo. Y crees que me venciste? Esto no ha terminado, recién empieza.-
Ya amanecía, Ichinén hablo al aire y la arena, que era lo único que había allí del espíritu de Rokuten en su forma más etérea.
-Gracias de nuevo Rokuten, tenia que atravesar el desierto igualmente, aunque yo hubiera elegido otra ruta y me hubiera preparado mejor antes de internarme en el.-
El demonio se revolvió de furia ante el atrevimiento del guerrero, pero Ichinén lo decía sinceramente.
-El hambre y la desesperación te van a vencer, Ichinén. Vas a morir, nunca vas a salir, te lo aseguro.-resonó la voz hueca del espíritu de Rokuten.
Todo rastro de la presencia del demonio desapareció. El guerrero recogió sus pocas pertenencias. No tenia muchos alimentos, no tenia agua, no tenia seguridad de salir vivo de eso. Tampoco es que tuviera mucha esperanza, pero tenia toda la decisión. Despacio, cargo todo sobre su espalda y con suma calma, comenzó a andar en pos del horizonte.
-Kosen Rufu, estoy en camino, pero primero este desierto.-se dijo Ichinén.
El guerrero se alejo por detrás de una duna, adelante, siempre adelante.

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