8/25/2004

7-Sansho Shima: Los 4 demonios

Los tres demonios, rodearon al guerrero desde lugares distintos. Ichinén los miró con frialdad, no les tenía miedo.
-Así que este mortal común se atreve a desafiarnos.-comentó uno de los demonios.
La gente del poblado había retrocedido, dejando al guerrero rodeado por esos tres.
-Ya antes enfrenté demonios, si dan un paso mas, se darán cuenta que no soy un mortal común.-advirtió el guerrero.
-Si, ya lo sabemos, te conocemos como Ichinén.-respondió uno de los tres.
Esto sorprendió al guerrero, un vago recuerdo le daba esa rara sensación de haberlos visto antes, aunque no lo recordara. Esta sensación lo desorientó un instante, pero se figuró que sería otro de los tantos trucos que usan los demonios. -Atrás Ichinén, somos los mas allegados a Tenyi-ma, el rey demonio. El nos ordeno que te ataquemos, y si no te vencemos, vendrá el en persona.-amenazó uno.
-Mientras haya una persona bajo su dominio, mi sino esta marcado, jamás me echare atrás.-rebatió el guerrero.
-No recordás a Bon-No-Ma? Somos viejos amigos, deberías recordarme.-comentó el demonio.
Al decir esto, se lanzó contra Ichinén y lo golpeó en la cabeza, lo que hizo que perdiera la concentración. El guerrero tambaleó y agarró su espada, desenvainándola. El demonio se aparto también herido, tocado por Daimoku, la matadora de demonios.
-Tampoco se acuerda de mí, soy On-Ma, Ichinén, me presento de nuevo.-
On-Ma arañó al guerrero en el pecho y lo hizo sangrar. Por que aseguraban que lo conocían? En el infierno había enfrentado miles de demonios, por que debería recordar a estos tres en particular? Ichinén sintió el veneno de las garras de On-Ma, corriendo por su cuerpo. El demonio esperaba, mientras el liquido hacia su trabajo. Daimoku surco el aire en manos del guerrero y lo hizo retroceder.
-Ya antes maté a alguien que querías, Ichinén, y no recordás a Shi-Ma? Me siento ofendido.-comentó el demonio. Riendo malignamente.-Somos los tres ayudantes de Tenyi-ma.-
Al decir esto, lanzó un rayo hacia uno de los pobladores del lugar. Un hombre cayó en donde estaba, fulminado en seco. El grito de Ichinén resonó en todo el pueblo, su frustración se dejó sentir, aquello le resultaba conocido, pero a la vez no. Era como si no pudiera recordar algo que había vivido. Quizás se debiera al trauma de estar en el infierno.
-No me interesa quienes son, si los conozco o lo que puedan hacerme.-clamó el guerrero.-Voy a vencerlos y mandarlos al infierno.-
Tomó su espada y la clavó en la tierra, resonando como el universo. La luz que surgió, hizo gritar a los demonios con un dolor indecible, y desaparecieron al instante. Ichinén había vencido, se encontró solo, con su incertidumbre.

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