4/30/2024

79-El cónclave

Era un cálido día de otoño en Mitjaval y nadie podía creer que su mundo se podía terminar en menos tiempo del que podía cocinar una comida para dos. Ichinén y Victoria se mantenían en el campamento de observación. 
-Es un ejército formado por los demonios y algunos capturados por la oscuridad fundamental.-comentó ella, con gran pesar.
-Hombres de Desertus, orcos del archipiélago; ya dejaron de ser quienes eran. Ahora son esclavos de Rokuten.-sentenció el guerrero, apretando ligeramente los puños.
El ejército del rey demonio se había asomado al horizonte, los de la avanzadilla los venían siguiendo. 
-¿Por qué se detuvieron?-interrogó para si, Ichinén, con evidente desconfianza de que algo no cerraba.
Habían avanzado hasta entrar en Mitjaval y en vez de seguir al noreste a Anthurium, estaban torciendo el camino hacia el sur. Como si se dirigieran a Azalays. De momento, los demonios estaban estacionados en un campo, no se movían, habían acampado y no parecían con apuro en moverse.
Al regresar al castillo de Anthurium, el salón del trono fue un hervidero. Se llamó a un conclave de todo el continente. Ya había presencia de casi todos los reinos del continente. Los de Astur habían sido los últimos llegados. Johan fue el encargado de transcribir el llamado a unirse a esa reunión y despachar las misivas a todos los rincones del continente. 
El salón del trono fue el sitio elegido, mientras Ichinén escuchaba las novedades de los vigías del ejército enemigo, lores y ladys de todas las regiones llegados estaban debatiendo. A esto se sumaban los que estaban llegando sobre esa hora, aun después del avistamiento de Ichinén y Victoria. Muchos no entendían del todo lo que ocurría, arribaban con la historia ya empezado. Dos damas nobles del norte, del reino de Gaia, en constante guerra civil trataban de resolver su disputa particular. Malcolm fue quien les informó que aquello trascendía las pequeñas rencillas que tenían entre sí. Valdemar dio un informe de las provisiones que estaban acopiando y como se estaban distribuyendo. Ichinén estaba al mando, aunque el hecho de que solo fuera el rey de Azalays, hacía que muchas veces se chocara con negativas de las personas de otros reinos. Aquello se evidenció cuando se desató un álgido debate sobre la estrategia a seguir. Entre las opciones de acción estaba el atacar a los demonios.
-Son demasiados en el ejército del rey demonio, no estamos en la mejor de las posiciones, ni siquiera si tuviéramos una fuerza organizada formalmente.-manifestó Elintari.
Ichinén se mantenía en silencio, mientras el duque de Barberis se enervaba en contra de Magnus, el representante de las tierras del Meridional. Pese a ser de un pueblo guerrero, este último aconsejaba prudencia, en tanto el de MItjaval era proclive a la acción bélica directa. Ichinén sabía que por más que discutieran, había un problema mayor de fondo. Rokuten estaba determinado a destruir el continente y esclavizar a todos. No había chance de quedarse y vivir en paz. El rey demonio quería a todos como sus vasallos sin mente. El salón parecía cada vez más
Teban entró como todo gato entra en una habitación, con la elegancia y parsimonia que lo caracteriza. Lo hizo como si no hubiera un hervidero de gente discutiendo.
-Los demonios estaban detenidos, se están movilizando ahora mismo.-le comentó el felino a Ichinén.
El hombre lo miró como si no creyera la mala nueva, pero era lo que estaba esperando con reticencia. 
-Existe un portal al sur, cerca de la frontera con Azalays, por ello es que están en camino. Lo piensan destruir, y creo que conduce a Kosen Rufu. Por eso estaban esperando y no se movían, querían tener la información precisa seguramente.-
-¿Como se informan los demonios de los portales?-
-Tienen una infame raza de seres que nos disputa el acceso a los umbrales, a nosotros los felinos.-
-¿Quiénes?-
-Mejor te cuento luego.-
La sorpresa shockeó al guerrero, pero se mantuvo unos segundos controlando el asombro. No todos eran partidarios de la idea de dejar el continente, el mundo en si. Así fue como Ichinén, que se había mantenido en silencio mayormente durante el debate, hizo callar a todos y les informó de las noticias traídas por Teban.
Esto solo trajo una discusión más encarnizada.
-Que nos importa una tierra que no sabemos donde queda, ni como llegar. No conocemos a la tal Victoria.-
Y argumentos similares se dejaron escuchar. El problema fue hacerles ver que los demonios no solo tomarían todo el continente, sino que al ir hacia ese portal, les estaba planeando cortar cualquier vía de escape. 
-Nos quedamos a seguir discutiendo o vamos a movernos?-Inquirió Ichinén a viva voz.-Si lo destruyen, dará lo mismo que debatamos quedarnos o irnos. De pararles los pies, al menos vamos a tener la posibilidad de irnos o quedarnos, según lo que se decida.-
Con la chance de luego decidir el camino definitivo, la mayoría aceptó partir en columnas para luchar contra el enemigo. Ordenar un ejército tan ecléctico y dispar fue todo un problema aparte. Elintari se notó preocupada por el estado físico del rey de Azalays. Ichinén le afirmó que estaba bien, aunque ni él mismo se lo creía. 
La marcha de las columnas fueron lentas, costaba organizar tanta gente que respondía a tantas costumbres distintas. Pese a esas dificultades, Ichinén los fue llevando. La supervivencia y el triunfo de su gente eran un aliciente que encolumnaba a todos bajo una misma bandera. La de la humanidad. El enemigo no iba mucho más rápido, pero aun así, les costó darles alcance.
Para cuando llegaron a lo alto de una colina, encontraron el portal, era la entrada a una caverna que se encontraba en las cercanías a la costa de la bahía de Mitjaval, entre las penínsulas de Azalays y Galja. El enemigo ya estaba allí, Elintari tragó saliva. Los enemigos los superaban 3 a 1.