9/16/2004

10-El hambre

El desierto era todo desolación. Ichinén caminaba por la arena con paso resuelto pero el cansancio hacia mella en el. Momento a momento luchaba por seguir adelante. Extrañaba un buen plato de comida, cosas que antes no había tomado tan en cuenta. Pero la sed era quizás lo mas difícil de sobrellevar. El guerrero se sentía solo y con cada vez menos esperanza. Con el correr de los días, las pocas provisiones que tenía se le iban agotando. No encontraba agua por ningún lado, para empeorar su situación. El desierto parecía interminable, unas pocas raíces y minúsculos insectos eran su única forma de subsistencia. Debido al calor, la falta de líquido y la vana esperanza, Rokuten se vislumbraba por momentos, El demonio aparecía como una alucinación para forzarlo a rendirse. Las necesidades que paso no se pueden evaluar de forma clara, cualquier apreciación quedaría corta.
En un momento cayo de rodillas, agotado de cansancio, sin aire y con una sed profunda. Pero lo que lo estaba venciendo era el hambre. No el hambre de comida solamente, era algo mas profundo. Un ansia que surgía de su interior. Era el hambre, el ansia, en todos sus sentidos. Necesidad de comer, de beber, de socializar y estar con alguien. En algún lugar del reino de los 33 deseos, Rokuten reía de gozo ante el dilema del guerrero. Ichinén aparto todo eso de su mente y su corazón, sabia que el demonio solo lo hacia para apartarlo de su objetivo. Otro mal se cernía sobre Ichinén, estando solo y con mucho tiempo libre, pensaba. Pensaba tanto que se sentía mareado en ocasiones. Enigmas aun sin resolver. Que era ese Mandala que había mencionado Rokuten? Como era que lo había protegido? Por que todas las veces, Rokuten la tenia contra el? Por que se veía a si mismo tan similar a Rokuten? Donde estaban todas las deidades que no lo ayudaban? Llegado a este punto, Ichinén se detuvo. Recordó palabras del viejo: "Por que debo estar siempre asistiéndote? Querés que haga las cosas por vos? No te parece que esa sobreprotección te impediría crecer?"
El guerrero medito sobre ello, no había recordado eso ya que en su momento no lo había entendido. Ahora si comprendía bien, tenía que ejercer su autonomía. Volvió a caminar, y por días siguió su andar. Muerto de sed, ya en el borde del delirio, clamo al viejo.
-Esto no me corresponde a mí, hago todo lo que esta en mi mano. Solo dame un camino y lo seguiré. Pero el que ya tengo delante mío, no puedo seguirlo así o moriré de sed. Tengo que encontrar agua para salir de este desierto y llegar a Kosen Rufu!-
La amonestación de Ichinén tuvo como respuesta una voz susurrante que parecía de mujer.
-Esta buscando en el lugar equivocado. Cave bajo sus pies, y allí encontrara un manantial.-
Ichinén desenvaino a Daimoku y usándola como pala, hizo un pozo en la arena. Donde antes habían estado sus pies, encontró arena húmeda, a centímetros debajo de la superficie. Eso era un claro signo que allí había agua, pero aun le faltaba llegar a ella. Con más fuerza y rapidez, siguió agrandando el pozo, del cual broto agua en borbotones. Un pozo bastante grande, lleno de agua muy clara se aparecía ante el. Hundió la cabeza en el sitio del agua y se sacio la sed que llevaba. Cargo su odre y lavo sus ropas. Luego se baño el mismo, descanso hasta la noche. En su reino, Rokuten no se mostraba muy contento por lo ocurrido.
-No importa Ichinén, aun te falta la mitad del camino.-se contento el demonio.
En el desierto, Ichinén reemprendía resuelto su camino hacia afuera del desierto.
-Gracias por mostrarme la puerta, ahora soy yo el que debe cruzarla.-
El guerrero camino sin dudar, aun le faltaba un mes y medio mas, en ese inmenso desierto del hambre.

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