Victoria se
armó de coraje, su único refugio en aquel momento. Se concentró en lo que podía
hacer, y no en todo lo no podía, que en ese mundo era demasiado. Estando en el
puente su doble, capitana de la nave; ella se sentía de más. Desde su silla la
Victoria de ese mundo, lanzaba órdenes al timón o al de táctica. Estallidos por
todos lados, la alarma la aturdía
-Escudos
bajaron un 30 por ciento!-informó un oficial a su espalda.
-Tácticas,
dispare a discreción!-vociferó la capitana por encima del ruido de una
descarga.
Un panel del
puente explotó y un tripulante fue despedido hacia atrás de su sitio. Victoria
fue hasta allí y lo intentó asistir, rompiendo su manga, la uso para enjugar la
sangre.
-La Daimoku
está recibiendo fuego intenso, capitán.-escuchó decir a alguien.
-Patrón de
ataque Omega, intente darle cobertura.-respondió la capitana Rivercraft.
Al girarse a
su doble, le comentó:
-Aunque la
Daimoku es superior en armamento y propulsión, los han castigado mucho.-
Victoria no
entendía mucho de batallas navales, mucho menos en el espacio, que era lo más
análogo que se le ocurría.
La batalla
seguía y seguía, no parecía terminar más. Veía cruzar por su vista a las naves
Naga disparando y a la Daimoku responder a su vez. La Karma, que era en la que
estaban, se sacudía cada tanto.
-Un mensaje
de la Daimoku, es el capitán Ichinén, solo audio.-informó el oficial de comunicaciones.
-Escuchémoslo.-
Por los
parlantes o por algún sistema similar, entre estallidos de luz y pitidos de
alarma, se escuchó la voz del capitán Ichinén.
-Capitana
Rivercraft. Estamos sin casi soporte vital, nuestros escudos están por fallar y
ya casi nos quedamos sin el sistema de armas. Estoy enviando a todo el personal
a las capsulas de escape. Voy a pedirle que…-
La voz se
cortó de pronto, tanto como la estática que tenía de fondo.
-¿Qué pasó? Recupérelo!-
-Lo intento
capitán, pero al parecer dejó de transmitir.-respondió el oficial.
-Puede que ese
sistema ya también esté comprometido. Teniente Reims, maniobre para alcanzar
esas capsulas con el rayo tractor, vea si puedo acoplarlas a la bahía de
carga.-
-Creo que
puedo hacerlo.-
Uno de los
mejores pilotos de toda la flota era Reims, capaz de maniobrar una nave de ese
tamaño por un tupido campo de asteroides. Si alguien podía enganchar las
capsulas y jugar al “palo y a la bolsa”, era él.
La tensa operación
duró unos cuantos minutos, en tanto seguían disparándose. En un momento dado,
una de las naves Naga quedó a la deriva.
El vitoreo de festejo fue de apenas un segundo, pero al menos fue un aliciente.
-Concentre
todo el fuego en las otras naves, olvídense de esa, ya no es una amenaza.-gritó
la capitana, mientras un chorro de llamas surgía a menos de un metro, de una
pared cercana.
De las dos naves
Naga todavía operativas, solo una disparaba. La otra, debía estar sin armas o
con estas fuera de línea, al menos. La Daimoku parecía un “muerto en el agua”,
como se dice en estos casos, casi ninguna luz provenía de su interior. Los Nagas
intentaban acercarse, seguramente para abordarla. La capitana maldijo para sus
adentros viendo su intención. En su estado actual, tampoco podía hacer mucho
por impedirlo, estaba concentrada en salvar la tripulación de la otra nave.
-Están
intentando acceder a la nave de Ichinén.-
-Tengo todas
las capsulas, capitán.-informó el teniente Reims.
-Pónganos a
una distancia prudencial. Aunque no creo que nos disparen, están muy
entretenidos, haciendo su pillaje.-
Impotentes y
con furia, vieron como la nave de sus enemigos iban rodeando a la Daimoku,
usando un rayo tractor para sujetarla.
En el puente
de mando entró el capitán Ichinén, con su uniforme casi reluciente, salvando algunos
manchones de algo que parecía hollín. Victoria se preguntó alarmada donde estaba
su Ichinén, pero por el momento no dijo, creyendo que estaba en otra capsula de
escape en la bahía de carga.
-Necesito
hablar con Shesha, abra un canal a la nave líder.-expresó Ichinén.
A un
asentimiento de la capitana, el oficial de comunicaciones lo contactó.
-Canal
abierto, capitán.-respondió el joven, aunque no aclaró a cuál de los dos se
refería.
Por unos segundos,
no pasó nada. Pero Shesha no resistió la tentación de jactarse de su botín.
-¿Qué ocurre
Ichinén? ¿Molesto porque tengo tu nave?-
-Shesha,
estoy a punto de activar la autodestrucción desde aquí. Le sugiero que se
retire.-
El naga rio
con ganas, no creía una palabra.
-Ese sistema
debe ser activado desde dentro, no me tome por tonto, capitán.-
-Está
errado, puedo activarlo desde esta nave, de hecho, lo haré ahora.-
Dicho esto
se dirigió a la consola del timonel y accedió a los sensores de largo alcance.
La capitana Rivercraft lo miró sin entender, estaba tocando botones y pantallas
sin ton ni son.
¿Cómo esperaba
acceder a la otra nave, usando el sistema de sensores? Por otro lado, Shesha
estaba en lo cierto, Ichinén tenía que estar en la nave para activar la
autodestrucción.
La Daimoku
parecía un monstruo que apenas se sacude la modorra, unas pocas luces se activaron.
El oficial que estaba junto a Ichinén vio sorprendido como el sistema de la
otra nave se encendía. La repentina reacción de Shesha confirmó que Ichinén no
mentía.
-Se activó
la autodestrucción… ¿Cómo es posible?-gritó el naga.
-Secreto
profesional.-se mofó Ichinén.
El nombre
del capitán se convirtió en un grito de resentimiento en la boca del naga. Sin
más, el alienígena cortó la comunicación.
Las naves
nagas comenzaron a alejarse, pero en vez de hacerlo en cualquier dirección fueron
directamente hacía la Karma.
-Capitán, no
tengo más propulsión que un cuarto de impulso.-comentó Reims.
-Todos los
sistemas de armamento están fuera de línea.-
Un sacudón
les notificó que los nagas estaban en mejor forma.
-Al parecer
la de ellos si.-acotó sin alegría la capitana Rivercraft.
Ichinén tocó
el comunicador en su pecho y habló para sí mismo.
-Capitán,
estamos en problemas. La Karma está por ser alcanzada por ambas naves Nagas, no
tenemos armas y apenas propulsión.-
Todos
creyeron que hablaba con la capitana o al aire, tal vez estaba traumatizado por
la situación, aunque tal cosa fuera muy inverosímil. Sin embargo, la Daimoku se
movió velozmente, quizás lo único que aun podía hacer. Yendo en pos de las
naves enemigas, no tenía armas al parecer, ninguno torpedo o rayo era disparado
de ella.
Victoria Rivercraft
y la otra miraron a Ichinén. El guerrero vestido del capitán protestó.
-El plan no
salió tan bien. La idea era ahuyentarlos.-
Sin poder
hacer otra cosa que observar, vieron como la Daimoku se acercaba a la nave de Shesha,
la atrapaba con un rayo tractor y la hacía colisionar con la otra nave. Debido
al daño a sus sistemas, los nagas poco pudieron hacer para evitar ser “enlazados”.
Al estallar la otra nave por el choque, la Daimoku soltó el rayo y se dirigió
con toda intención contra la nave líder de los naga, donde se encontraba
Shesha. La colisión, enganchó metal con metal y si hubieran estado allí en
persona, les hubieran dolido los oídos del chirrido producido. Eso, si en el
espacio se pudiera propagar el sonido. La Daimoku encendió los impulsores en
reversa, arrastrando a la nave nada en dirección contraria a la que llevaba la
Karma.
-Capitán,
tengo una transmisión desde la Daimoku.-
En pantalla, apareció la imagen del capitán
Ichinén, con el uniforme más raído y sucio.
-Capitana
Rivercraft, voy a contenerlos todo lo que pueda con el rayo tractor, la
autodestrucción ocurrirá en tres minutos. Espero les de suficiente tiempo para
alejarse del rango de la explosión.-
-Ichinén…
Pero entonces…-
-Es la ventaja
de tener dos Ichinén. Use como señuelo a nuestro guerrero de otro mundo. Le di
un uniforme mío de repuesto. Mi plan era engañar a Shesha y que se fuera herido
y con las manos vacías, para luego usar la última capsula, antes que la nave
explotara. Pero ese lagarto no sabe cuando dejar ir las cosas. Quiere hacer
carroña con mi nave o destruirlos a todos, no pienso permitir ninguna de las
dos cosas.-
-Ichinén,
voy en tu ayuda…-
-No, no
estás en condiciones, tu nave no lo resistiría. Además, la prioridad es
mantener a tu tripulación a salvo, y a la mía.-
-¿No se
puede poner el control en automático...?-
-No, las
modificaciones que debo hacer sobre la marcha para que no escapen, requieren
que alguien esté aquí. Es como se dice habitualmente, un capitán se hunde con
su nave.-
La capitana
Rivercraft sintió un tenso nudo en la garganta y un retorcimiento en el estómago.
Parecía a punto
de saltar de su silla para gritarle a la pantalla.
Los nagas
disparaban a quemarropa sobre la Daimoku, pero poco podía acertar estando tan
cerca, era más el daño que se hacían ellos mismos.
-Ichinén,
debe haber algo…-le intentó decir la capitana.
-Nada, no se
puede hacer nada.-el capitán se dirigió a su doble, mientras otra explosión surgía
en el puente de la ya muy dañada nave.-Ichinén, no te rindas ante los
sacrificios. Este es el mío por las personas que aprecio y que cuentan conmigo.
Llévalos a casa a todos, como es tu misión, aunque en el trayecto tengas que dejar
algo. Lo que importa es el triunfo. Muchos darán la vida gustosos por una causa
justa y noble. Llegar a tu Kosen Rufu, puede que requiera mucho esfuerzo. No
cejes en ese empeño, ni te desanimes.-
Una congoja
que nunca había experimentado, demasiado extraña para que un mortal común la
entendiera, lo invadió.
-Si,
capitán, así lo haré.-
-Sé que no
me defraudarás.-
La capitana
Rivercraft quiso intervenir, pero no sabía que decir o hacer.
-Adiós,
esposa. En otro mundo tal vez…-
Una luz
cegadora cortó las palabras de Ichinén. Y la pantalla cambió a la imagen de la
Daimoku explotando desde dentro, llevándose a la nave enemiga consigo.
El silencio
fue total, ni Teban ni Dulce dejaban de mirar la explosión, achicando los ojos.
Ichinén se mantuvo en pie, hasta bajar el rostro de pesar. Victoria se tapó el
rostro con una mano, al mismo tiempo que su doble se levantó de la silla del
capitán como si quisiera alcanzar la imagen en pantalla. Llamó a su esposo una
vez más, pero sabía que ya no era posible. La capitana de la Karma se giró a un
tripulante a su derecha. La voz de ultratumba que le salió parecía estar apenas
impulsada por un hilillo de aire.
-Timonel, diríjase
al sistema Kosen Rufu, avise a la base estelar Kofu que llevamos heridos y
estamos en malas condiciones.-por un momento, pareció no poder seguir hablando.
Respiró y continuó.-Alférez, anote la fecha estelar y comunique a la flota
nuestra baja, el capitán Ichinén de la Daimoku.-
Mirando a la
pantalla, no pudo evitar que una lágrima le corriera por el rostro.
-El universo
no conocerá otro igual.-
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