Ichinén
se aferró a una baranda del puente de mando cuando sintió el sacudón, eso no se lo
esperaba. Ni siquiera había estado en una batalla naval con cañones, mucho
menos en algo como aquello. Una lucha estelar con rayos de energía. El guerrero
nunca había librado una pelea como esa, en cinco minutos, cinco naves intercambiaban
numerosos disparos. Y demasiadas vidas pendían de apenas un hilo muy delgado,
entre el vacio de la muerte y la oscuridad de la muerte.
-Escudos
al 50 por ciento, capitán.-gritó el timonel por sobre el ulular de la alerta
roja.
Ese sonido
le resultaba muy molesto al guerrero Ichinén. Al otro no parecía importarle,
cuestión de costumbre, suponía este.
Las
naves Naga seguían disparando sobre la Daimoku y la Kobayashi, sin ninguna
consideración.
La
teniente Hesse, de comunicaciones, se giró en su asiento.
-Capitán,
la Kobayashi está soportando severos daños, están perdiendo soporte vital.-
-Malditos
sean, esa nave apenas tiene armas de defensa, es de exploración científica.-manifestó
el capitán Ichinén.-Disparé a voluntad, alférez, toda la extensión.-
Victoria
tambaleó y se deslizó por el suelo, empujado por el sacudón de la nave, el
guerrero Ichinén intentó ir en su ayuda. El capitán estaba más cerca y dejó su
silla para sostenerla. El hombre la sujetó y Victoria lo miró sorprendida, la
naturalidad con la que le tomaba la mano, le resultaba muy curiosa. Por un
escaso segundo sintió algo familiar, pero de lo que ella no era partícipe.
-La
Kobayashi ha explotado. Se fue.-informó otro tripulante, que manejaba los
sensores.
Un
gesto de pesar invadió al capitán, haciendo acopio de fuerzas intentó
incorporarse, ayudando a Victoria en el proceso.
-No
duraremos mucho si esto sigue así.-le susurró el capitán Ichinén a la joven.
Las
luces del puente se apagaron, apenas el fulgor rojo de la alarma seguía
funcionando. Las chispas saltaban por todos lados y un felino pasó corriendo al
lado de ella. No supo si era Teban o Dulce. Los nagas disparaban sin compasión,
aunque el capitán Ichinén seguía dándoles una dura lucha.
-Reporte.-gritó
el capitán al alférez.
-La
energía principal está fuera de línea, perdimos escudos, perdimos nuestras
armas.-gritó Maverick, al momento que un chispazo brotaba de una consola a tan
solo medio metro.
-Esto
no puede ser el día que moriremos.-musitó Ichinén, el capitán, aunque solo
Victoria lo oyó.
-Prepárense
para embestirlos, saldremos a los empujones si es necesario.-ordenó el
comandante de la nave.
Ella
estaba a punto de decir que rogaba a todos los dioses que salieran de eso,
cuando el Maverick de ese mundo se giró a medias en su silla, hablando al capitán.
Maverick, que se había acercado al panel de mandos, se giró con un sobresalto,
entre sorprendido y atemorizado.
-Señor,
hay otra nave llegando a nuestra posición…-
Por
un segundo, Victoria leyó el pavor en el rostro del capitán, esa nave bien podía
ser más problemas. El tiro de gracia que llegara terminar lo que sus compañeros
naga habían iniciado. La expresión de suspenso en el Ichinén de ese mundo,
esperando que Maverick completara la información.
-…
es la “Karma”!-anunció con aire de triunfo.
El
resoplido del capitán dio cuenta que esos que llegaban, eran amigos. El Ichinén
de la Flota, ordenó a quien pudiera obedecer o quien tuviera una consola que
aun funcionara.
-En
pantalla.-
La
pantalla chispeó pero mostró la imagen de la pelea de la nave recién llegada
con las tres naves naga. En ese preciso momento, se podía apreciar como
deshabilitaba una de estas. Los torpedos salían de la nave como si tuvieran un
camino trazado y no fueran impulsados por otro medio. La Karma era similar a la
Daimoku pero con ciertas diferencias de modelo. Una era clase Constitución y la
otra era clase Embajador.
La
lucha duró unos pocos minutos más, pero el capitán Ichinén aprovechó el respiro
que le daba la nave amiga para repartir órdenes de previsión y reparaciones, en
vías de asistir a la otra astronave de la Flota. Habían recibido mucho fuego,
según escucharon, severos daños. Parecía que casi no andaba nada. El puente era
una ruina, eso podía apreciarlo cualquiera, nada que ver con el lugar que habían
visto al llegar. Ni Victoria ni tampoco Ichinén, podían creer el alcance de esa
destrucción.
-Señor,
la Karma ha deshabilitado las armas y propulsión de los naga. La comandante nos
está llamando.-informó Hesse, la oficial de comunicaciones.
-Abra
un canal.-respondió el capitán.
En
la pantalla ya no se vio el espacio o las naves enemigas, sino la media figura
de una mujer, con un puente de mando detrás. Muy similar al de la Daimoku, y
casi tan dañado.
Victoria
no pudo contener un sobresalto, al ver esa pantalla.
-Saludos,
capitana Rivercraft.-expresó el Ichinén de la Flota.
-Parece
que llegue más a tiempo que si me hubiera invitado, capitán. Aunque recibí su
señal de auxilio y vinimos en cuanto nos dieron los motores.-
-No
puedo pedir más, nos has salvado.-
Victoria
se acercaba como hipnotizada al asiento del capitán Ichinén, sin quitar los
ojos de la pantalla.
-Tengo
salvarte una vez que…-la capitana se frenó en seco, no pudiendo dar crédito a
sus ojos.
Se
veía a sí misma junto al otro capitán, pese a la falta de luz y la imagen
intermitente, era ella sin duda. Eso o alguien demasiado similar. El capitán
Ichinén miró a su costado a Victoria, casi sonriendo con suficiencia.
-Bueno,
creo que le debo una explicación, capitana.-
-Si,
más de una, Ichinén.-respondió la mujer en tono grave.
-Si
tus transportadores andan aun, te invito a venir a mi oficina, para que
conversemos.-
-De
acuerdo, Rivercraft fuera.-
La
comunicación se cortó y la pantalla pasó a la imagen del espacio con las naves
a la deriva.
El
capitán Ichinén condujo a todos, tanto humanos como felinos, a la oficina, en
espera de la llegada de la capitana Victoria Rivercraft.
En
tanto llegó y se realizaron los saludos marciales que ameritaba el trato entre
dos capitanes, no realizaron muchos avances. Al terminar la explicación, Teban tomó
la palabra. Para la capitana de la Karma, las sorpresas no habían finalizado con
su doble. Dos gatos hablando era la frutilla del postre.
-Te
metes en muchos líos, Ichinén. Y como siempre, vengo para sacarte de esos
mismos problemas.-comentó sarcásticamente la capitana Rivercraft.
-¿Tan
insoportable soy en este mundo?-preguntó Victoria.
La
contraparte la miró y se envaró delante.
-Soy
capitana de la Flota, tuve que ser muy
dura para llegar a esta posición como mujer, no creo que una niña de otro mundo
pueda entenderlo.-
-Puede
que mi vestimenta te confunda, “Viki”. Soy una reina.-
-Si,
una reina con una espada al cinto, por lo que veo.-
-Se
llama Karma, como tu nave.-
-Y la
de él, se llama como mi nave.-intervino el capitán Ichinén, para frenar una
posible pelea femenina.-Paralelismos entre los mundos, algo que estudiamos en
Mecánica Cuántica, la materia de la Academia de la Flota.-
-No
recuerdo casi nada, solo que me daban dolores de cabeza las explicaciones de
esas teorías.-replicó la capitana Rivercraft.
-Si
Rokuten, quien ya les dije quien era, no hubiera metido la mano, o la cola como
se dice usualmente; tanto Ichinén como Victoria hubieran ido a sus cuerpos.-explicó
Teban, sentado como estatuilla desde la mesa del capitán.
-Al
usar el transportador, evitamos esa característica de los viajes entre mundos.-continuó
el capitán Ichinén.
-Eso
no sucedió con Victoria en el mundo que visitamos previamente, ya que su
contraparte se encontraba fallecida. Al parecer, la mía de ese mundo también.-acotó
con cierto desgano el guerrero Ichinén, rompiendo su mutismo de esos días.-No
se que podría pasar de seguir estando dos de cada uno en el mismo mundo. Pero
nada queda sin efectos.-
-Así
es, puede que esto tenga consecuencias en el futuro, pero por ahora, parece que
solo atrajo a los nagas. Seres bajos de por si, por lo que las anomalías los
atraen como abejas a la miel.-agregó Dulce, recostada como una esfinge.
-¿Y
en esto estás saltando no sé cuantas regulaciones?-espetó la capitana Rivercraft
con cierta sorpresa a su colega.
-Ellos
solicitaron ayuda para encontrar el portal que los lleve a su destino. No estoy
saltando ninguna regla de la Flota.-
El
guerrero Ichinén intervino esta vez, con una carga importante de cinismo en su
voz.
-Es
más tiránica que vos en tus mejores días.-hablando más que nada con su Victoria.
La
capitana no se tomó el comentario con buena cara, pero antes que dijera nada,
intervino el otro capitán.
-Pasa
cuando se involucran tantos sentimientos, es porque ella se preocupa por mí.
Tiene que retarme cuando hago alguna locura.-
-Supongo
que con ella me pasa igual.-replicó el guerrero.
-Si,
eso sucede con las esposas.-bromeó el capitán Ichinén.
Al
momento se dio cuenta que esto generó reacciones extrañas en los visitantes,
miradas entre si, como de soslayo.
-¿También
estuvieron casados? ¿O aun lo están?-
-No,
de hecho, yo tengo predestinado casarme con alguien. Algo que me ha costado
aceptar pero ya hice las paces con ella. Y ese no es Ichinén. Pero a él, parece
no molestarle. Del mundo que visitamos antes de este, tuvo un romance con mi
contraparte de allí. Parece tener ciertos sentimientos para conmigo…-
-Los
únicos sentimientos que tengo son de molestia y de hastío…-le espetó el
guerrero, aunque no pudo continuar.
Un
timbre sonó, como un pitido, y el capitán de la Daimoku ordenó que entrara a
quien estaba del otro lado de la puerta. El Maverick de ese universo entró y le
presentó el reporte de daños.
-Estimando
con viento a favor y sin sorpresas, tenemos cinco horas de reparaciones por
delante. Algo siempre surge, por lo que el jefe de ingenieros estima un poco
más.-informó el oficial.
-¿Y
las naves de los nagas?-
-Por
el nivel de daño, se prevé que en el mismo periodo de tiempo, dos de las suyas estarán
operativas.-
El
capitán se tocó el mentón, como pensativo, asimilando la información. Segundos
después se levantó y le devolvió el aparato de datos a su primer oficial.
-Tenemos
una carrera contrarreloj por delante. A ver quien repara primero su nave
estelar, para volatizarla antes que el otro pueda hacerlo. Una clase de guerra
que no admite mucho de esa pugna interna. Les sugiero que lo piensen.-
Tanto
Ichinén como Victoria se miraron como pidiéndose disculpas.
El
capitán Ichinén se levantó y estaba por dejar su oficina, cuando se giró a su
contraparte.
-Ichinén,
camina conmigo. Podremos conversar mientras hacemos las reparaciones, el tiempo
vuela en estos casos.-